Salir de paseo con tu peludo puede ser una de las experiencias más bellas y relajantes del día, incluso ese momento en que ambos conectan para quitarse el estrés acumulado o puede ser el peor momento que te toca experimentar, entre jalones, enredos de correa y peleas constantes con tu perro para que no te haga caer en el intento de cumplir con esta parte tan importante de su cuidado que es el ejercitarse.
La verdad es que no es fácil, nadie nace sabiendo ser tutor de un perro y ellos no nacen sabiendo pasear con correa, ellos caminan y ya. Es un arte que se debe perfeccionar con práctica, confianza y las técnicas correctas.
Lo primero que debemos hacer es contar con el material necesario como un buen collar, muchas personas usan collares de castigo, el uso de esos collares dependerá de ti y de tu peludo, pero hoy en día hay diferentes modelos que puedes usar.
Lo importante del collar es que se acostumbre a usarlo, por lo cual se recomienda que tu peludo lo use diario durante un tiempo, en ese periodo de adaptación se recomienda usar collares de que no lo lastimen, que no sean de metal, y que no les quede muy apretado, entre el collar y el cuello de tu peludo deben de caber dos dedos tuyos.
De preferencia utiliza el mismo collar con el que lo pasearas a futuro, hoy en día existen en el mercado muchas opciones de collares de entrenamiento que son de materiales resistentes pero suaves y lo más importante es que no lastiman a tu peludo. Hay productos mexicanos de excelente calidad que te ofrecen estas opciones.
Otro punto importante es tener una correa adecuada, los primeros meses necesitas una correa resistente y corta (no más de un metro, para que tengamos control) porque los jalones serán cosa de todos los días en lo que aprenden a caminar juntos. Las correas delgadas las dejaremos para cuando el paseo sea un arte completamente dominado. No queremos que se rompa y tu peludo se vea en peligro.
Ahora, antes de comenzar con el entrenamiento de tu peludo es importante que él se pueda concentrar, es decir, necesitamos que saque el exceso de energía que hace que se distraiga con facilidad. Así como los niños chiquitos en cuanto salen de casa, lo que tú peludo quiere hacer es correr, brincar, olfatear, marcar territorio, conocer y experimentar en el mundo de fuera, pero esto hace que no nos haga caso.
Déjalo que se desfogue, de preferencia llévalo a algún lugar donde pueda correr y jugar antes de empezar a enseñarle a caminar con la correa.
Una vez que tu peludo está más relajado, mas no agotado, es momento de comenzar, busquemos un lugar tranquilo que no lo distraiga mucho (que no haya otros perros o niños jugando), ya que haya aprendido un poco podremos ir a lugares más concurridos y con más estímulos.
Nosotros tenemos que estar tranquilos y relajados antes de empezar el entrenamiento, si estamos de mal humor o desesperados nuestros peludos lo sienten y se ponen nerviosos y no aprenden.
Si tú piensas que necesitas un collar de entrenamiento, puedes usarlo pero busca una opción que no lastime y que al mismo tiempo sea resistente, una opción es un collar trenzado.
Ahora paso a paso:
- Sentamos a nuestro peludo para ponerle la correa.
- Nos paramos junto a él.
- Comenzamos a caminar a paso medio.
- La correa no debe de estar tensa, es decir tiene que estar holgada mientras caminan.
¿Qué pasa si tu perro no camina junto a ti?
Si tu perro se adelanta y la correa se tensa PARAS EN SECO y reanudas la caminata hasta que tu peludo se ponga de nuevo junto a ti.
Si esto no funciona y tu peludo sigue tirando sin importar que tú te detengas entonces lo que debes hacer es girar 180 y caminar en dirección contraria, a manera de jalar la correa en otra dirección.
Si ninguna de las dos cosas funciona, es momento de usar premios. Cuando tú peludo camine junto a ti, sin detenerse, le das un premio y pones otro en tu mano, siguen caminando y en 3 o 4 metros le das otro premio, igual sin detenerse. Siguen caminando y en 7 u 8 metros le das otro y así sucesivamente, el chiste es ir alargando la distancia entre premios hasta que logres que tu peludo logre caminar junto a ti siempre.
Esto no se aprende ni de la noche a la mañana, ni en una semana o un mes. Cada peludo es diferente y cada uno tiene su ritmo, el punto más importante es que una vez que iniciamos entrenamiento no podemos aflojar el ritmo y siempre debemos de corregir a nuestro peludo cuando se adelante, se atrase o se detenga sin que nosotros se lo indiquemos.
Y recuerda que la meta es poder disfrutar un buen paseo con tu peludo y fortalecer el vínculo entre ustedes.