“No hay legado más grande que dejar el mundo un poquito mejor de lo que estaba antes de que llegáramos a el”
Ver a un animal inocente sufriendo, ser testigo de maltrato animal, el amor incondicional que sentimos cuando tenemos una mascota cuando somos pequeños y nos enseñan desde el núcleo familiar la importancia de cuidar a un ser vivo e indefenso…
Estas son, entre otras cosas, algunas de las razones que impulsa a cientos de personas a convertirse en rescatistas de animales en situación de calle o maltrato. La mayoría casi sin darse cuenta, comenzaron acogiendo a un peludo que sufría y poco a poco se fueron convirtiendo en más y más y más.
Y es que cuando uno abre el corazón a esos peludos que necesitan alguien que los defienda y los cuide, podemos ver el amor incondicional a través de sus ojos, hay una fuerza que te arrastra a la vida de rescatista.
A través de esta labor “se pone un granito de arena para hacer el mundo menos hostil, se conoce a gente maravillosa, se pierde el sentimiento de soledad” nos cuenta Julieta Arce, quien es rescatista de Sonrisas Canina, uno de los centros de adopción certificados por Fundación De la Calle a la Casa, A.C. y que es apoyado por todos los clientes de Croquetero.
Este camino no es sencillo, se requiere de un compromiso real y profundo, ya que muchas veces no se cuenta con los recursos necesarios para acoger a todos los peludos, que lamentablemente necesitan ayuda, por culpa de la negligencia humana.
Pero al involucrarse en este mundo de amor canino y felino se puede conocer a más personas que comparten la conciencia, la visión y las ganas de ayudar, esto no solo es gratificante, sino que se recupera un poco la fe en la humanidad.
Este modo de vida se aprende y se hereda, se extiende poco a poco tocando corazones humanos y transformando vidas caninas y felinas, agrandando familias interespecie y dejando en las y los rescatistas el sentimiento de que están haciendo algo por nuestra sociedad.
“No hay legado más grande que dejar el mundo un poquito mejor de lo que estaba antes de que llegáramos a él. Yo intento cumplir con mi parte no solo ayudando a los animalitos que se encuentran en el camino, sino ayudando a crear conciencia en la gente para que lo poquito que uno puede hacer se multiplique y genere un cambio global” nos dice Marcela Golbergen de Mascotas Coyoacán, quien es rescatista desde hace 8 años.
Así como Julieta y Marcela existen más historias de mujeres que combinan sus labores de madre, pareja, ama de casa y profesionistas con el rescate animal.
Y no es cosa fácil, no solo es recoger un peludo de la calle y llevártelo, es cuidarlo, buscar recursos para solventar los gastos del veterinario para una revisión y en caso de que el peludito este lastimado o en mal estado de salud, comprar medicamentos y tratamientos especiales. Implica acogerlo en tu casa o centro de adopción y alimentarlo en lo que se le encuentra un nuevo hogar, es ayudarlo a superar los traumas que tiene para que pueda volver a convivir de manera sana y armoniosa con las personas, es buscar una buena familia que adquiera el compromiso de cuidarlo y amarlo y no volverlo a abandonar o maltratar.
Muchas veces es también implica darle seguimiento a su nueva vida para asegurarnos de que está siendo tratado con respeto y cariño, es regalarle una sonrisa con tu corazón roto al verlo en mal estado, pero para transmitirle confianza y ánimos, es abrir tu corazón a un ser que al final del día se irá y te dejará una huellita en el corazón y te llenará de alegría al verlo feliz con una nueva vida gracias a ti.
Hoy en Croquetero reconocemos el gran trabajo, vocación y pasión que tienen todas las rescatistas de los centros de adopción que forman parte de nuestra red de apoyo. Cada una de ellas, transforma todos los días la vida de cientos de perros y gatos que han rescatado y con ello fomentan una cultura de amor y protección hacia los animales que cada vez suma más manos y voces a esta causa.
Siempre puedes contribuir a la extraordinaria labor que realizan nuestras rescatistas ¡Únete a nuestro movimiento y se parte de esta gran causa!